miércoles, 8 de diciembre de 2010

Críticas de la película El pianista, de Roman Polanski.

UN MODELO DE CRÍTICA
Polanski demuestra una vez más su maestría con una indescriptible e irrepetible cinta sobre el holocausto judío, en la Varsovia de 1939. Pero esta vez, la película, basada en "El Pianista del ghetto" de Wladyslaw Szpilman, narra principalmente las vivencias de un renombrado pianista (el propio Szpilman) que logra sobrevivir milagrosamente gracias a su increíble talento musical, incondicionalmente apreciado por un oficial alemán amante de la música de Chopin.
La película tiene escenas de una crudeza inimaginable, filmadas con un tremendo realismo. El mismo Polanski experimentó el horror del bombardeo de Varsovia y la vida en el ghetto de Cracovia.
Este impecable film nos sumerge en un torbellino emotivo del principio al fin. Es un relato duro para los sentidos y un regalo para el oído pues nos extasia con fragmentos divinos de Chopin, Beethoven y Bach.
La puesta en escena, cuidadosa y esmeradamente plasma una atmósfera sublime, con un reparto que interpreta su papel a la perfección y con un protagonista (Adrien Brody), encarnando a Wladyslaw Szpilman magistralmente. Su rostro llena la pantalla con una presencia frágil y una mirada profunda y dolorosa difícil de olvidar.
"El Pianista" es una obra maestra que vale la pena revisar varias veces.


OTRO MODELO
No son pocas las películas, ni los libros, que se han hecho sobre historias judías de la época nazi. Pero a pesar de esta abundancia, lo cierto es que nos encontramos,, con dos grandísimas películas. Una de ellas es "La Lista de Schlinder", de Steven Spielberg. La otra es "El Pianista", de Roman Polanski. A pesar de que las dos son verdadero cine, me inclino por la segunda.
Es curioso que ambos directores tengan orígen judío. O no. Pero lo cierto es que, gracias a esa faceta, ambos consiguen conectar profundamente con el espectador. Y a pesar de que el tema invita a ello... es indudablemente su calidad como directores lo que llega a calificarlas como tal.
"El Pianista" es cine en estado puro. Te impresiona, te impacta, te hace sentir... vivo. Numerosas y conocidas son las historias de judíos que vivieron el Holocausto. Pero hay muchas maneras posibles de transmitirlas y Roman Polanski lo ha hecho de la mejor posible.
Polanski nos cuenta la historia del gran pianista polaco Wladyslaw Szpilman (Adrien Brody) quien, como millones de judíos, sufrió las consecuencias del nazismo. La película nos muestra, desde la visión de una sola persona, la vida en el gueto de Varsovia y su posterior supervivencia. Sin pérdida de detalle, todas las crueldades se nos muestran como lo que son, o como lo que fueron, realidad.
El gueto visto desde dentro, con toda su dureza. Es inevitable no sentir una fuerte conexión con el protagonista a medida que avanza la historia. Ya no sólo por la grandísima interpretación que supuso a Adrien Brody el Oscar a mejor actor y su consagración como tal, sino también por ver las situaciones que ha de soportar... que ha de vivir y que el director ha sabido plasmar de manera tan brillante, llevándole a conseguir también el Oscar por dicha dirección.
Se sirve de sus propias vivencias para añadir mayor detalle y realismo a la película pues muchas de las escenas que aparecen en el film, cuando Szpilman y su familia son trasladados al gueto, fueron vividas por el propio Polanski.
La película puede dividirse en dos mitades: la primera, magnífica, más centrada en la vida en el gueto, en intentar transmitir cómo era, a través de las vivencias de nuestro pianista y su familia. En la segunda parte, igual de espléndida, Szpilman pasa a ser el centro de la historia: vemos el transcurrir de los acontecimientos desde sus ojos, escuchamos por sus oídos (algo en lo que el director pretende hacer hincapié, como cuando pierde momentáneamente la capacidad auditiva al explotar una bomba cercana), en definitiva, nos hace sentir lo que él siente, vivir lo que él vive.
Y lo consigue. Y no sólo con la dirección técnica y personal que el director le imprime, sino también por tener a un actor de la talla de Adrien Brody, quien se tomó tan en serio el papel, que aprendió piano para interpretar algunos fragmentos de las obras de Chopin que aparecen en el film, perdió 15 kilos y llegó incluso a vender parte de sus bienes y vivir solo para sentir, al menos de manera aproximada, lo que vivió Spilzman. Los gestos, la voz... tantos son los detalles que Brody interpreta tan brillantemente que hacen que la película gane enteros, aunque ya los tuviera ganados.
Mención especial merece la música. La BSO del film es exclusivamente de obras de Chopin, cuyas notas románticas y cargadas de drama añaden el toque perfecto para la ya de por sí impresionante ambientación de la película. Las melodías del compositor son fantásticamente interpretadas por Janusz Olejniczack, y encaja en todas y cada una de las situaciones vividas por Szpilman, hasta el punto de conseguirse una perfecta identificación entre ambas.
En definitiva: la conjunción Polanski/Brody hacen que "El Pianista" sea una de las mejores películas e interpretaciones de la última década.